jueves, 27 de marzo de 2014

Equivocarse es humano

Todo lo contrario a lo que yo pensaba. Todo ha sido al revés.
Klimt finalmente me ha dado una sorpresa y ha venido a buscarme al trabajo (2 días antes de lo que me dijo) y nos hemos ido juntas a comer. Qué extraño es esto de recibir sorpresas suyas.
Pero yo he estado un poco rara. Casi no he hablado, estaba seria y no ha encontrado a la pequeña Ricci que siempre estaba alegre a su lado.
En vez de estar feliz estoy triste. Qué raro, verdad? Y eso que ella estaba muy agradable y ha dejado caer en una conversación que se depiló hace un par de días (es su forma de decirme que espera que nos acostemos juntas).
Me ha dicho que ella iría al cine esta noche (es su forma de pedirme que le acompañe), pero ni siquiera sé si me apetece porque si vamos juntas al cine hay muchas posibilidades de que terminemos en mi casa y... bueno, la verdad es que está guapísima (una pasada de guapa) pero la miro y me entran ganas de llorar por lo desencantada que estoy con respecto a ella.

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